Comercio

Hoy me di cuenta que no sirvo ni de comerciante ni de empresaria.
Para tener algo de dinero, ya que mi vieja se esta cagando solo un poco. Y no me iba a pasar 10 lucas por nada, decidí vender algo que me es medio prescindible, aunq no sin algo de cariño por el solo motivo de su existencia. Vendí mis libros de lectura del colegio de la básica, esos libros que en su momento te parecieron ultra entretenidos y largos, pero que ahora los ves que no superan las 100 paginas, y la temática es bien infantil.
La cosa es que fui a San Diego a corroborar mis dotes de vendedora, la Camila me dijo sabiamente “no lo vendas a menos de 800 pesos cada uno” mal, mis weas no eran de lectura obligatoria, osea, alternativos, y por eso pagaban menos. Si no fuera por la Montiel hubiera vendido, todo a 100 pesos. Después de regatear y pasearme por la calle logré vender la mayoría de los libros, ya que los otros me bajó el sentimentalismo y me los guarde para mi.
Estoy segura que he descubierto una nueva fuente de ingresos, la próxima vez venderé mi higado.
Mejor me dedico a construir puentes. Lo más chistoso es que puedo resolver derivadas, no muy complejas obviamente, y no soy capaz de sacar una división mentalmente.